Me quedé en el sosiego de la puerta
reclinada en el fardo del vacío
para sentirme abismo en el desierto
y no poder reunir de un sólo páramo
la cantidad de veces el suspiro
Me quedé tarareando el introspecto
de una vaga razón por la derrota
al tener la certeza al horizonte
sin figuras que acierten a lo lejos
soportar la inclemencia del silencio
Me quedé con las ganas de alambrista
al buscar equilibrio al abandono
Me quedé en el hueco de tu axila
desbocada en tus labios sin camino
paladeando el enigma de tus dientes
cabalgando en ti sin freno alguno
que detenga el brío de mis ancas
...llevo días en ti como una sombra
que perpetúa sus líneas en la nada
desplazando mi lengua en tu recuerdo
Marina Centeno
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