miércoles, 2 de octubre de 2013

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Él me partía en dos el camino
entre lo seco del amanecer
Basta decir que la simpleza
era una bufanda en el invierno
que envolvía nuestros cuerpos entumidos

Él atizó el leño y se enfundó la brasa

Aún tengo memoria –dijo-
cuando veo las líneas de tu vulva
y la candidez del viento en lo vacío
que estremece tu cuerpo de mujer

Arrópate

deja colgar la quietud que tienes en los ojos
cuando miras absorta y te bebes a sorbos el café



Marina Centeno
Yucatán México