sábado, 19 de mayo de 2018

Voces del insomnio




La suavidad del mundo entre la sábana
para llenar de ovejas los rincones
al repeler al mundo entre las horas
mientras caen los golpes de la aguja
y recuerdo un poema de silencio
(Nada tiene lugar mientras que giran
las palabras en torno a las sombras
y se encajan las uñas en la almohada
y se vuelca el cabello por los ojos)
El goteo constante hacia el minuto
se divierte en las formas que colocan
la carátula-angustia del suspenso
en los labios cuarteados que saturan
un suspiro en el borde del somnífero

Marina Centeno

Boceto de la espera



Aún tengo un pie en el desconsuelo
para acarrear palabras al vacío
(la soledad intransigente del Poeta)
Ahora comprendo el atasco de los huecos
al llenarse de cosas sin sentido
entre el cúmulo de orgasmos y de buitres
No seré quien diga "basta"
aunque a veces creo sentir el canto de la muerte
tarareando a mi oído con dulzura
una canción de páramo y abruptos
(La forma que tiene la ternura
de devolver el reflejo hacia las cosas)
Hubiese padecido de nostalgia
de no ser por tus dedos penetrando
en los conductos obstruídos de mi herida...
esa herida que palpita entre los mares
abiertos a la incógnita del tiempo

Marina Centeno

martes, 8 de mayo de 2018

Mami




Yo la quería blanca y azucena
bebedora del tiempo y de la brisa
que dormía en las tardes de mi cuna
para hacerme soñar con el futuro
sin tener que pensar en despedidas
bailoteando en mis huecos y vacíos
acercándose al borde de mis lágrimas
sosteniendo mi frío entre su fruto
y anidando sus labios en mi herida

Yo la tenía sombra entre mi sombra
como un manto de lluvia que mojaba
los rincones de toda mi sequía

¡Yo la tenía entera entre mis manos
para saciar mi triunfo de egoista
lastimando su espalda en mi silencio
lacerando sus ojos sin mi risa!

Ahora tengo un portal entre recuerdos
con trescientas maneras de olvidarla
y recurro al recuerdo de sus ojos
y regreso a su vientre con suspiros..

puedo darme de azotes con palabras
y esquivar mil presagios con mis dedos
tolerar el desaire de unos cuantos
sonreir ante el cauto que me esquiva
dar la vuelta a la página del vicio

y no puedo olvidarla ... y no puedo


Marina Centeno