Toda obra literaria está constituida por el fondo y por la forma. El fondo es el asunto que desarrolla el artista, la idea o pensamiento que desenvuelve mediante la palabra. La idea de la obra es su contenido general y no debe confundirse con los pensamientos parciales que el autor pueda expresar en ella.
La forma, o revestimiento del fondo, radica en la estructura o plan, conforme al cual se distribuyen los diversos episodios de la acción y los demás elementos de la obra, y en la expresión, mediante la cual el autor selecciona y aplica los recursos que mejor convienen a su propósito.
Fondo y forma de un texto se condicionan mutuamente y no pueden ser estudiados ni pensados por separado ambos aspectos de la obra.