Las veces que me interno en el quirófano
los nervios se me suben hasta el cuello
amarro los segundos a las sombras
en busca de motivos necesarios
para traer poemas de recuerdo
que puedan solventar las manecillas
mientras que me someto a las agujas
y el líquido se esparce por mi cuerpo
hasta que naufragar es un abismo
de negros torbellinos de silencio
Marina Centeno