Día 56._
Hay una incomprensión desconcertante hacia la poesía "que sí se entiende". Paradójicamente, resulta que los profesores leían con más cuidado y acababan entendiendo más la "que no se entendía". Les daba ocasión para pedir becas, investigar y organizar toda una industria hermenéutica. En cambio, la poesía "que sí se entiende" los toma desprevenidos. No entienden nada porque creen entender. Abandonan las cautelas más elementales. Creen que un poema que no ofrece dificultades para ser leído burdamente es un poema burdo. Creen que está escrito a lo fácil lo que leen a lo fácil. No sienten nada de lo que creen que hay que sentir, y les pasa de noche un gusto nuevo para el cual no tienen expectativas hechas.
(Gabriel Zaid, "Ensayos sobre poesía". El Colegio nacional, México 2004)