Imagen tomada de la red
Yo debí de intuir el manicomio
la tristeza en su ojos de tristeza
el desarme en su piel y el abondono
de su lengua lamiendo los poemas
cuando el viento soplaba y el gemido
se perdía en las calles que desiertas
parecían las cómplices del vicio
de dos ebrios con ansías de Poetas
Marina Centeno