Y digo que las tablas se estremecen
que los pájaros deben tener sombra
cuando queda el alijo a trota-viento
sin embargo podemos con el viaje
acicalando espuma entre la ráfaga
para saber que el aire es un capricho
que se extiende sin alas y sin límites
Solamente el silbato de los barcos
tropezando con frías circunstancias
para hacernos caer al desconcierto
y que no sea el pálido horizonte
que nos haga temblar el atropello
cuando quedamos inertes sobre el mar
Marina Centeno