Pudiendo ser amigos
decidimos tocar las telarañas
que crecieron por todos los rincones
como cortinas de humo que impedian
observar el entorno y los nombres
no obstante aprendimos
a liberar a los obstáculos
y ponerle freno a los desvelos
para salir airosos del ahínco
cada vez que crecía entre nosotros
un árbol del tamaño del enredo
con las conjeturas adversas del olvido
Marina Centeno
De A-TEMPORAL