Desciendo lentamente hasta tu ombligo
libando con los labios y los dientes
el néctar de tus poros que persigo
dejándome llevar por las corrientes
que emanan como trombas de castigo
en medio de los flujos evidentes
que fluyen al momento que consigo
embates de verano muy ardientes
Dispongo la apertura y movimiento
en fuerte oscilación de la cadera
lugar donde me aprietas y reviento
y busco navegar a mi manera
surcando este mar que aunque violento
me tiene de sus aguas prisionera
Marina Centeno