Las sombras siempre buscan su refugio
cubriendo al organismo insatisfecho
de pozos con su lúgubre aguadija
que corre entre lánguidas maromas
y todo se revuelve a voluntad
por eso las persianas del espacio
mantienen su hermetismo entre las horas
cayendo como fardos hasta el fondo
sin nada que ocultar más que el capricho
al ver a su reflejo dubitativo
en medio de tormentas de ansiedad
Marina Centeno