Amarte largamente
a todas horas
amarte en la muralla
del silencio
Amarte en la planicie
en lo profundo
sin saber si existes
o te invento
Amarte a cada instante
a cada gota
que tropieza
en la esquina del bien
y de lo abrupto
Amarte sin ser yo
y ser yo misma
quien espera la cuenta
del regreso
para hacerme fugaz
y ser perenne
para ser el clavel
y ser la rosa
que tantea el tallo
de lo inerte
Marina Centeno