miércoles, 23 de abril de 2014
Conformidades
El crujir de la llave dentro del cerrojo alerta sus sentidos de tal forma que se precipita a introducirse dentro de la vivienda La oscuridad se entromete entre sus ansias No así tiene tiempo de mirar por el resquicio pensando que algunos ojos pudieran persuadir su nerviosismo Cierra y con destreza se desplaza por los estrechos caminos de la vivienda de una sola pieza donde está acumulado el tiempo y su carga de desesperanza
Manantial de recuerdos se apretujan y alguno que otro placer en las botellas vacías de cerveza La compulsión de guardar su melancolía le lleva a oprimir su vida en aquella estancia maltrecha de recuerdos e ilusorios contaminados donde caben únicamente los suspiros
Entres sus manos y apretado al pecho un envoltorio cubierto de papel de estraza siente el latido de sus venas y el gotear de la sudoración
Más de una decena de pares de ojos siguen sus movimientos tal cual si dependieran del ajetreo torpe de sus actos Cuarenta y nueve gatos ronronean levantan la cola y depositan sus orines con la sabiduría de quien sospecha que algo ha de cambiar el rumbo de sus vidas Algunos defectos de la noche se cuelan entre las rendijas y los agujeros del techo que hace pensar que no existe nada más arriba sino ese montón de luces diminutas atestiguando la pobreza
Se desmorona entre cartones roídos por ratones entre telas grasientas y orines secos cubiertos de pelaje de distintos colores Se deja caer con el fardo del que no tiene conciencia del peligro Aún con el envoltorio entre sus manos apretado al pecho y sus ojos desorbitados –ya por la oscuridad ya por el ansia ya por el descontrol ya por la locura-
Antes de abrir el envoltorio se cerciora que ningún ruido obstruya el espectáculo Al acecho y como testigos los pares de ojos de mirada precisa y fulminante de los gatos Rastrea sin piedad los utensilios que utiliza cada que el cuerpo se alimenta de añoranzas y abre por canales el envoltorio mientras que por su rostro surca una mueca que pudiera ser sonrisa entre grietas de mugre y lodazales de sangre
Los gatos avanzan tras su presa con la cola extremadamente rígida Devoran lentamente el manjar dispuesto hacia sus dientes y traspasan la carne de la víctima mientras que la estancia se impregna con aroma a muerte
Al día siguiente la mujer de la limpieza talla con habilidad los surcos del mosaico Evapora las sombras tras correr el telón de la ventana La estancia se llena de luz y por los rincones cabe mencionar que las sombras se diluyen semejando figuras melancólicas Debajo de la cama el gato ronronea y se alza y se estira para luego huir con el semblante de los triunfadores
Marina Centeno
Felinos Dostoievskanos de CONFORMIDADES