Tu boca de Eva
para Marina Centeno
Las veces que te encontré
tenías en los ojos una fiesta
de verso y espuma.
Estabas acostada en tu ombligo,
ese hoyo donde todo cabe,
donde eres tú en ruinas,
de nuevo edificada
y bella en la sombra
de los sudores del poema.
Habitabas el músculo
y decías,
cuánto decías, Marina,
con la piel luchando con el verbo
oscuro y límpido,
con las manos inconclusas
en las palabras bajo la tinta.
Ayer te vi,
paseabas en el eje de los renglones
con la lengua exacta de la lluvia
y del gozo somnoliento,
era la voz de una isla temprana
tu boca de Eva.
Montserrat Martínez
España
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