sábado, 7 de junio de 2014

Una identidad y ocho traiciones






Las cosas llegaron a lo álgido cuando apareció en medio del disgusto con sus sobras de vientre colgando en su vestido y una razón de más en medio de las cejas Desaparecía cada que lo oblicuo atisbaba el otoño en la marea a la mecida del alijo y su castañuela en diámetros de espuma atravesando lo ancho hasta llegar exhausta a la orilla En la bolsa dos mechas y un puñado de trapos que utilizaba para descansar después de la embriaguez que deja la penumbra cuando sólo se habita una extensión abyecta sin nada que estorbe el devenir de su naturaleza Así fue que dieron con ella en remolinos de apasionamiento y dos brazas de agua entre las piernas con el caldo al desborde para tenerse en cuenta en los días de dominio Luego de un mes de tirantes adefesios y acertijos de mierda en las orejas decidió que el puñado de valientes eran ocho ejemplares de cigüeña que no traen los hijos en la bolsa sino en empaque de esperma y emprendió heroína para matar a golpe a cada uno sin antes dejar en los labios la salina para enterrarlos vivos dentro de ella Luego del abecedario la siniestra vivió más de una treintena y aún así algunos cuelgan el escapulario entre las manos al pasar muy cerca de su cueva

Marina Centeno




Disgustos Dostoievskanos de CONFORMIDADES