Existen rincones que aún conservan
la tenue invitación de tu fragancia
Me quedo en la penumbra de los huecos
queriendo respirar lo que me queda
de todos los momentos divididos
teniendo como objeto del asombro
el suave trampolín de tus caderas
mecidas por el vértigo en mis manos
que ahora se estremecen por la artritis
de huesos que absorben el vacío
y labios que aspiran el pasado
Marina Centeno