Día 19.-
A falta de un mercado interno, un país subdesarrollado puede obtener las divisas necesarias para su desarrollo a cambio de exportaciones o mediante créditos externos. México, a través de sus embajadas, ha exportado poetas para los cuales no tenía uso interno y ha obtenido créditos literarios extranjeros que, invertidos en el país, han fomentado el desarrollo nacional. La mécanica de esa transferencia no puede ser sino abstracta; a través del crédito del renombre, no del crédito concelebrante; a través de un sistema crediticio internacional, cuyas bolsas de valores literarios (Nueva York, Londres, París) coinciden con otras bolsas de valores.
-Fíjate que el libro de Fulano se tradujo al francés.
-No puede ser. Vive frente a mi casa.
¿Cómo podemos consagrar a nadie si para empezar no damos crédito a nuestra propia lectura? Si yo me tengo por nadie, ¿Cómo puedo reconocer que estoy frente a alguien? No puedo dar crédito a mis ojos. Tengo que pedir crédito a signos indicadores abstractos: el tamaño del coche, el número de veces que su nombre se repite, el crédito garantizado en dólares, el aval europeo. Todos los días pisoteamos unas ruinas hasta que llega un extranjero que nos hace "ver" que aquello es una maravilla y lo paga con dólares. Así empezamos a valorarlas y hasta a producir ruinas para exportar. Aunque siguiésemos sin ver nada, esa mediación de crédito abstracto, nos haría gritar más tarde: Momento, señores; esa riqueza es nuestra y debe conservarse para el país. Así acabamos teniendo un "mercado interno". Las piedras, como los libros, por sus imbricaciones materiales y sociales, pueden guardar "en conserva" el resplandor posible de un encuentro. El desarrollo individual, hasta cierto punto, puede adelantarse y esperar en la obra el desarrollo de otros.