Imagen: marinacenteno
Entré á su cuarto; y enturbió mi mente
un aroma de rosas penetrante.
Rafael Arevalo Martínez.
Ella lanzó su cuerpo al infinito
y me dejó flotando por su cuarto
un aroma de abismos y de sombras
que se desplazan ávidas y fúnebres
para impedir que el tiempo en su amenaza
deteriore el marco del recuerdo
con su escozor de hambre por la pátina
Marina Centeno