Nada más solemne para el acto
que el persuasivo roce de tu pene
hacia la gruta lánguida y oscura
que de impaciencia ruge y se dilata
mientras el cuerpo aprieta las astillas
para girar al mundo desde adentro
de manera que el tiempo se derrama
buscando la salida entre los glúteos
con rotación y el ansia adolorida
...de todo este temblor hasta el hastío
las manecillas suturan la distancia
para arrancar de un tajo los fragmentos
de tu falo que arde en las palabras
Marina Centeno
No hay comentarios:
Publicar un comentario