Crecí con una mujer al costado
llena de sobrios y alucinaciones
Se bebía de mí las emociones
en lo mendigo al rey de su altercado
Esa mujer lloraba en el tejado
como llora la luna en situaciones
que la sombra le brinda en provisiones
de furtiva a la luz en lo cerrado
Me mira y se sonríe de soslayo
a sabiendas que vive de sí misma
en terrenos de viagra y de arcano
que en segundos se vuelve su lacayo
y en lo profundo se hunde y se abisma
la mujer del espejo y del tirano
Marina Centeno
Yucatán México