Ya no tengo razón para quererme
para decir que amo mis arrugas
o el desdoble del labio entre los dientes
y la ingle que inventa los caminos
para saciarse a solas
en lo incierto de la escritura
No
Ya no tengo razón
por eso apuro a colgar los debates del espejo
sin saber si soy yo
o es el páramo que alega el homicidio
Marina Centeno
Yucatán México