Zarandeo
Nadie sabe del envejecimiento de la rosa
hacia la adversidad del mundo en climaterio
acostumbrado a la manera de tomar el tallo
y pasar la espina entre los glúteos
en agujeros concienzudos
donde hoya el silencio y el desgano
Nadie sabe que desde ese día
la soledad se arraiga al pecho
hasta dar volteretas a la luna
para dormir al cauce
en el tanteo de las cuatro esquinas
de mercenarios que atestiguan
que tienes la costumbre de los perros
con el atisbo y la leche en punta
Nadie sabe que buscas la penumbra
para contaminar la luz
sin merecer el acercamiento
cuando bajas el telón en diminuta
y no sabes herir
y no sabes caer
Marina Centeno
Yucatán México