Hace mucho
que no sé de mí 
para verme preciso divagar 
los envoltorios que absuelvo 
cuando la menstruación-espasmo 
se disuelve en silencios
No dejo de asistir a la alborada 
cuando llega caliente la metralla
de tajadas de noche sobre el techo
Luego regreso y vuelvo
entre huida a pecho tierra
sobre el cristal empañado del espejo 
donde se asienta la soltura
de la sobriedad 
a pleno vuelo 
Marina Centeno
Yucatán México
