para David De San Andrés
Sus ojos son de agua destilada
-límpidos y desgastados-
aún así pasa las horas
sobre el horizonte
en busca de algo que aún no me dice
a veces intento persuadir
él me mira
y sostiene entre los dos una llovizna
para luego perderse
en el océano del que habla
cuando calla
Marina Centeno
Yucatán México